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SI TE EDUCAN COMO UNA ROCA, SERÁS UNA ROCA, TENDRÁS EL ALMA DE UNA ROCA

El otro día nos reunimos en casa de la prima de un amigo para una especie de pre-brindis findeañero (un 8-pack de cervezas Indio en la noche del 30 de diciembre). Ella venía regresando ese mismo día de viaje navideño, literalmente, las maletas de toda la familia estaban en la entrada, abiertas, como cuando sólo sacas lo que necesitas una vez reinstalado y lo demás puede vivir en la sala mientras tanto. La escena era linda, no obstante. Como sea, lo más curioso del caso es que las fotos del viaje ya estaban subidas a su computadora. Normalmente diría, con un dejo de sorna, que cada generación tiene sus prioridades, pero a decir verdad, últimamente he estado pensando que una cosa recomfortante de estar vivo justo en este periodo de la humanidad es que podemos olvidar un poco la brecha generacional como causa de los malentendidos entre personas (que no obstante existen y aún son muy pronunciados) porque, al mismo tiempo, todos estamos adaptándonos a vivir en un mundo cada vez más inmerso en la tecnología como extensión humana. Tu tía puede que no apruebe que te vistas como niña con copete y Converse, especialmente si eres un chico, ni que tu mejor amigo sea un emo cara de pera (término acuñado por Mario Flores y que me parece preciso) pero es medianamente probable que ella tenga un Facebook y sepa utilizar una computadora sin problemas. Anyway, nos enseñó las fotos y nos platicó de la vida en el sur del país. Nos contó que hace frío y que también fue a Guatemala. nos contó de un sujeto que trató de cruzar la frontera con México y se quedó electrocutado en un poste de luz, así, literalmente, y como bajar el cuerpo implicaría apagar toda la red de una región donde seguramente el tenerla ya era un logro, mejor lo dejaron ahí. Salía más caro. Así, a manera de advertencia involuntaria pero efectiva, Guatemala despide a sus migrantes con el consejo de que pueden ser pobres o ser analfabetas, pero que en la medida de lo posible, no sean lo suficientemente estúpidos para terminar así. Dice que el cuerpo tiene más de un año ahí, negro y calcinado. Lamentablemente, uno no piensa en lo bueno que es estar sano y en una pieza a menos que uno no lo esté. Los seres humanos somos muy complejos, sí, pero nuestros mecanismos de advertencia son archivos demasiado pesados como para tenerlos todos a la mano siempre. No todos somos iMacs. Bueno, mientras nos contaba de la vida sureña, nos platicó de la música que sonaba por todas partes. Dijo que me hubiera gustado ahí, al parecer, Los Karkik's tienen un nivel de popularidad grande en el sur. Con Los Karkik's me pasa algo lindo: últimamente, cada que escucho canciones vaciladoras que me gustan, resultan ser suyas. Hace mucho que quiero un disco suyo tipo Grandes Éxitos, pero creo que tienen demasiados. Sin embargo, hubo una que no era de ellos y de la que nos contó, era más bien tipo banda, y el coro decía algo así como "Yo quiero una esposa, que me la lave y me la planche" (algo similar a aquella que dice "Te lavaste la cara y el mono no"). Yo iba haciendo comentarios jocosos (no siempre) sobre las fotos y las situaciones, pero con esta canción se me trepó la ñora antropóloga de la UAM que todos llevamos dentro, y pregunté qué pasa con las personas que crecen con esa música. Sé que suena a un ejemplo claro de xenofobia y racismo típico del que vive en la capital de su país, no obstante, creo que hay motivos. Cité una cosa que le leí al Neb, sobre que en provincia los chavitos empiezan a chupar a los 11, se vuelven briagos a los 15, se casan a los 18, y a los 21 ya son jotos. Risas. Pero, en serio. Muchas de las canciones de banda y cumbias y anexas que no son convencionales (es decir, que hablan de amor roto y muerte y traición y la condición humana a escala doméstica), es decir, que son vaciladoras, son demasiado vulgares. Es cierto, grandes joyas de nuestra música han venido de la vacilada y el doble sentido, todos recordamos "Pollito con Papas" o "El Garrote", pero también sé que se puede hacer música popular vaciladora no vulgar, porque existen Los Karkik's o la de "A la alberca" de Yaharí. Lo que me molesta es que muchas de las canciones actuales no son chistosas porque no son vaciladoras: son burdas. Te lavaste la cara y el mono no, que me lave y me la planche, hace un mes que no baila el muñeco o rechina el catre son canciones que funcionan más como urgencias que como canciones. Regresando a la pregunta inicial, si de chavo tu educación sentimental, inciso "Humor y doble sentido" se nutre de urgencias, es probable que crezcas siendo una especie de roca. Una roca que se mueve y tiene necesidades, pero sigues siendo una roca con las necesidades de una roca. En Shampoo Planet, Douglas Coupland dice que el rasgo más notable de la gente que parece no tener rasgos notables es su increíble carencia de autocompasión. He visto esto: cuando todo es horrible, normalmente el humor puede servir para aletargar las cosas: piensen en sus amigos oficinistas y la manera semicómica de hacer comentarios sobre su horrible trabajo, su poca paga o sus largos horarios en Twitter o Facebook, sé que son comentarios, no son chistes, no son insignias, pero tienen al humor como vehículo. De otro modo, no podrían ser dichos (piénsenlo, en serio). A la larga, obvio, el humor sólo te rompe el corazón, pero el golpe es menos fuerte que si fuiste criado por lobos. Las personas que parecen ser la escoria más grande que has conocido o, para no ir más lejos, las personas que no parecen tener ninguna distracción en su vida, generalmente tampoco suelen abusar de la idea de que los problemas les pasan sólo a ellos. Para estas personas tocar el fondo no es tan trágico como una idea retórica, si acaso como un obstáculo que hay que sortear. Con dignidad o no, con elegancia o no, pero sortearlos a fin de cuentas. No puedes tener miedo de tocar el fondo si nunca te has puesto a medir la distancia entre el sitio donde estás y lo que sea que creas que es el fondo, y esa individualidad sublimada que se necesita para prever lo malo que puede pasarte, esa consciencia de la propia existencia y sus rasgos trágicos, para estas personas, son cosas de maricas. Dicho en términos netos, aguantan vara. Cierto, pueden quejarse, ¿quién no lo hace?, pero la consciencia de "Oh, pobre de mí" no existe en ellas, porque ese rasgo de indivivualidad viene con una educación sentimental que incluye, entre varias otras cosas, el humor en algún grado.

Desde que era niño, siempre había pensado que la música de banda y cumbias y similares era música que uno no escuchaba, que no debía escuchar, que en parte porque era horrible, en parte porque pertenecía al reino de los adultos. Más lo primero que lo segundo, porque a decir verdad jamás me imaginé a mí mismo oyendo bachata a mis 40 años. SIempre fue una cosa de gusto principalmente, aunque ya saben, el buen gusto no hace más que joderte la vida. Una vez, de vacaciones con la familia del rancho, allá escuchaban a Banda Machos y vendían los cassettes en esos muebles giratorios tan lindos donde exhibían los cassettes en tienditas de casetas en la carretera. Estando allá yo me lo pasaba bien, digamos que iba con la corriente, y bien. Adoptaba el acento de rancho con rapidez, y en ese orden de ideas quería meterme también con la música. Quería el cassette de Banda Machos donde venía la de la culebra, o la de leña de pirul, o la de un indio quiere llorar. Estaba emocionado por comprar algo, en serio, mucho. Cuando finalmente fuimos a la tienda donde los vendían, digamos que me soltaron y fui directo a la torre de cassettes. Cuando los vi mi consciencia me dijo, casi con un zape "¿en qué estabas pensando?". En un golpe me quedó claro que eso no iba a pasar, se me quitaron las ganas de inmediato, fue casi mi sistema inmunológico respondiendo a un intruso. Así seguí mi vida. Cuando noté que amigos y cercanos escuchaban a Intocable o al Recodo o a la Original Banda Limón y que no lo hacían por hip-exotismo, me sentí confundido. Una de mis mejores amigas, la chica más inteligente y la artista más prometedora que conozco, escucha cumbias, las ama. Simplemente no puedo entender eso. Su exnovio un día me dijo que eso estaba mal, que eso en ella era un error, que algo había allí. Yo ignoré la pregunta, porque uno no está del lado del novio de tu amiga a la hora de incriminar, pero estaba demasiado de acuerdo.

Sí me agarra el espíritu de ñora cuando pienso en los niños que crecen escuchando a Cruz Lizárraga y cuyos accesos de humor son las de "que me lave y me la planche". Nosotros, en nuestra generación, teníamos "La puta de la cabra". Eso era peor, pero era humor gratuito, no era doblesentido, y el humor gratuito, en gran medida, te obliga a pensar, además, era prohibido, mientras que las canciones esas que les digo seguro las conocieron por sus papás o sus tíos. Simplemente pareciera no haber nada contra lo que se pueda oponer resistencia hoy día. Y de las caricaturas que estos niños ven, pfff, mejor ni hablo. ¿Se han dado cuenta que la única caricatura vaciladora para niños que existe hoy día es Bob Esponja? Ya todas son de robots y así, o son caricaturas tan enfocadas en el diseño de personajes y la ilustración que las historias son irrecordables (la culpa de eso es del flash y Craig McCracken, principalmente). No sé, lamento el tono malvibroso y poco-informado de este post, pero creo que nosotros (salvo aquellos que sí tuvieron una herencia cultural y crecieron en una familia liberal y medianamente acomodada) crecimos un poco a la deriva, tomando de aquí y de allá, tuvimos que tomar riesgos, tuvimos que digerir las cosas, y creo que si te crías como una roca, tendrás las necesidades y el alma de una roca. Y todo el mundo sabe que las rocas no tienen alma.

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