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CRÓNICA DE UN FAN METIDO DONDE NO TENDRÍA POR QUÉ ESTAR METIDO

En la primera mitad del año 2003 yo estaba de año sabático e iba a la escuela más tarde sólo a clases de dibujo; para la segunda mitad ya iba en la carrera pero en la tarde, así que, extrañamente, pasaba tiempo en la mañana en mi casa, me relajaba y hacía las cosas con tiempo y salía a la escuela con calma a las 10 o a veces a las 11. Esto, aunado a que ya no veía MTV y a que mi Modular Aiwa ya no le servía el lector de CD's, propició que empezara a escuchar la radio sólo para dejar pasar el tiempo. Generalmente escuchaba Horizonte y Órbita y, eventualmente, Radiactivo. En el caso de las dos primeras, petenecían al IMER, que estaba a 10 minutos de mi casa, así que cuando regalaban cosas me animaba más o menos a llamar por teléfono a ver si me ganaba algo. Supongo por la cercanía, mi llamada casi siempre entraba sin problemas, y teniendo las respuestas tontas necesarias, eso era un pase directo a regalos gratis. En resumen: se me hizo vicio concursar por cosas inútiles que regalaban en el radio. Entre las cosas que sí me sirvieron que me gané fueron unos boletos para el California Guitar Trio en el Hard Rock, lo malo es que me llevé a mi novia en vez de a una amiga que sí le gustaban chorros (¡ah, la juventud!), un disco de Chill Out al que le agarré el gusto mucho tiempo después (en esos tiempos yo sólo escuchaba progresivo y jazz) y boletos y abonos para las Muestras de la Cineteca. Fuera de eso, pura basura que no sé en qué estaba pensando cuando pensaba que estaría vacilador tener, por ejemplo: un disco de blues generiquísimo de un negro que tocaba una telecaster, un libro de Fernando Samperio con fotos "eróticas" (las fotos son como de alumno de la ENAP y el libro en sí es peor que mediocre, de esos escritores que creen ser muy transgresores por escribir como hablan), un bono por $800 para comprar boletos de primera fila para Pearl Jam (que ya tenía y no pude vender), unas entradas para una fiesta de presentación de un disco de una película que creo que nunca se estrenó en el Hard Rock y cosas por el estilo. De todo lo que tuve a bien o a mal ganar, hay algo que marcó toda esa etapa: por junio o julio, no me acuerdo, se acababa de lanzar el 4 Caminos de Café Tacvba y todo el mundo como que se estaba acordando de ellos de nuevo. Para mí era raro, porque yo tenía una idea muy clara de Café Tacvba: un grupo viejo que seguían sonando igual y al que no entendía por qué tendría que dársele atención de nuevo (si se preguntaban por qué en últimos años tocaba tanto y por tantos motivos -aniversario, despedida, disco nuevo, etc.-, esto empezó aquí). A mí nunca me ha gustado Café Tacvba, pero tampoco los odiaba (porque lo peor de sus discos estaban por venir). En Órbita hicieron un concurso en el más declarado espíritu del fanfromhellismo: tenías que llevar un autorretrato con la temática "Revés" (aunque ese era su disco anterior, nunca entendí eso) con el premio de sacarte una foto de grupo con ellos que sería publicada en la Rolling Stone, y una foto individual con el grupo. Extrañamente, en mi clase de dibujo de Diseño (también tomaba en Artes) nos hicieron hacer un autorretrato como entrega final. Yo, ya les he contado, siempre o casi siempre he sido el ñoño que dibuja bien en mis clases, y en esa clase, particularmente, que tenía un maestro nta chafa, le había puesto ganas, con el extra que era de esos profes que quiere que sepas usar claroscuro y la manchita difuminada y elegante como de máquina que hace tu retrato del Chedraui. En fin, que me quedó bien, o más bien, "precioso". Cuando salió el concurso este anunciado, yo ya lo tenía hecho y entregado y arrumbado en mi casa, y sólo lo ví y pensé: ¿por qué no? Había que ir un jueves al concurso a las instalaciones del IMER, donde ya había, ahora sí, muchos fans de Café Tacvba parados con sus tristes, patéticos autorretratos hechos con Prismacolor o con pluma Bic (el material por excelencia del Fan Art). Ahí empezó lo divertido. Había un vato como de mi edad (yo tenía 20) de pinta de skato, tenía gorra à la Fred Durst y mochila fea. Su autorretrato era en onda como alterego fantástico y comic mexicano de un chavo que ganó su publicación en editorial Vid. Ustedes me entienden. Este wey iba de persona en persona pidiendo ver lo que habías hecho. Obvio, cuando llegó conmigo hizo gestos como de 'no we, ps sí'stás master ta chido'. Y entonces me enseñó el suyo. Debo admitir que tenía su encanto, lo traía en el cuaderno, y creo que incluso estaba hecho en las hojas de hasta atrás. Me lo imaginaba gastando sus tiempos muertos en el bachilleres o el CONALEP haciéndolo con mucho amor. Cuando el concurso empezó, nos hicieron pasar a la sala del IMER (que está toda bonita y comfortable) y ponerlos en el piso y posteriormente, explicarlo por qué o qué tiee que ver con algo de revés. Los que al parecer debían juzgar eran un vato blanco, con pelo castaño claro, con gorra y un walkie talkie en mano y un sujeto tan pero tan gordo que si sigue vivo entonces todos los anuncios de colesterol que salen en la tele mienten, porque si estás tan gordo no puedes estar bien. Él parecía ser el mandamás. Entre los concursantes había de todo: manga, dibujos que querían ser realistas y eran todo lo contrario, dibujos con acrílico y lápiz y un pastiche precioso, ilustraciones en aerógrafo y hasta un treintón que llevaba el retrato de su sobrina que no pudo ir porque sepa la madre. Cuando me preguntaron qué chingados tenía mi retrato que ver con la idea de revñes (que, por cierto, era el menos fantasioso de todos por lo que ya les dije), me saqué de la manga una cosa que ni yo me hubiera creído sobre que el retrato estaba hecho en espejo y las expresiones estaban cambiadas y que me interesaba cómo lo que se veía era lo opuesto de lo que era o una madre así (curiosamente, 3 años después, descubrí que Jim Shaw había hecho algo similar en una expo de Jumex... tal vez no estaba tan alejado del camino). Sobra decir que gané. Creo que pasaban 20 y habían como 50 o poco menos. Anyway, la cosa iba a ser como seguía: teníamos que ir a la firma de autógrafos de Café Tacvba en el Mix Up de Zona Rosa y llevar uno, sólo un objeto para que me autografiaran. Después o antes, no me acuerdo, los weyes se dignarían a sacarse las fotos individuales. Seríamos los primeros 20 en pasar a los autógrafos. Ahí fue cuando me acordé que yo no era fan de Café Tacvba, y la idea del autógrafo fue una decisión incómoda. Para empezar, para qué putas quería yo un autógrafo, y en segunda de qué si no tenía ni un disco quemado. Resolví llevar una cosa vaciladora un poco para molestarlos con mi antifanfromhellismo. Después de decidir entre muchos objetos, los finalistas fueron una cuchara de madera y un pañuelo de tela de un banco, creo que Bital. Ganó el pañuelo. Ahora empezaría lo mejor, lo que hasta la fecha recuerdo como "El día de los fans del infierno de Café Tacvba".

El día de los autógrafos llegamos todos los lelos que ganamos con nuestros cosos para autografiar. Todos llevaban discos y posters que seguro compraron afuera de sus secundarias (estaban pro's). Una chica llevaba un cuadro para ellos. Primero lo primero: cuando tuvimos que pasar por los autógrafos, evidentemente, me vieron feo. No se sorprendieron ni se les hizo chistoso: me vieron feo, era obvio que estaban acostumbrados a sus fans regulares, y si eras un fan de Café Tacvba no has de tener mucho sentido del humor (o uno muy retorcido apra que te guste cómo canta el wey ese). Prácticamente tuve que explicar a cada uno de los 4 que sí, era un pañuelo y no uno de sus discos feos, y lo quería firmado, puto. El Joselo, por si se lo preguntaban, era el más mamón de todos, y estuvo a nada de replicarme. Luego, cuando pasabas con cada uno, por lo menos tenías que justificar la presencia. Me enteré que el vocalista se llamaba Rubén, y de perdida le dije "Felicidades Rubén". Ajá. Por si se lo preguntan, Café Tacvba es la banda más mamona del universo. No tienen una idea, la palabra mamón la acuñaron ellos. Creo que sólo Saúl Hernández podría ser peor. El peor, ya les dije, es el gordo sin talento que toca la guitarra. En segundo lugar el vocalista, que gracias a Dios no traía el gorrito ese de gallo, luego el Meme y el más o menos humano es el otro (como sea que se llame). Mientras se movía la fila de los autógrafos, de repente se quedaba estancada, el vato del que les conté trataba de hacerle la plática a Joselo, que ni siquiera se rebajaba a mover la cabeza en su dirección. Creo que el chavo quería algo de él en intercambio. Joselo a lo mucho dijo "Umgh", y creo que se reía. No los culpo, el chavo este era desesperante. Después, la foto. Como cualquiera que mida lo que mido, me pusieron hasta el frente, agachado. Luego de esto, se supone que nos tomarían la foto individual con la banda, pero la fila de fans era tan grande que decidieron apurar las cosas y lo haríamos acabando, o sea, que deberíamos esperar, así que nos sentaron entre los discos de Rock/Pop en español y los de Alternativo. Olvidé mencionar que la cosa era tan grande que cerraron la tienda, es decir, no había clientes, y creo que a lo mucho podías comprar el 4 Caminos a la entrada; cuando pasaba un fan, iba con la banda y salía por la misma puerta por la que entró. Pasaron los minutos, y evidentemente, nos aburríamos. Todo el mundo se puso a ver discos, y eventualmente les dijeron que se sentaran y se estuvieran quietos. El wey skato del que les conté empezó a ponerse inquieto: sugirió que nos pasáramos nuestros mails para intercambiar información de Café Tacvba y de otros grupos. Era un fan hecho en el cielo. Eso de la información de otros grupos me decepcionó un poco: cuando alguien que dice ser muy fan de un grupo resulta que también te recomienda o te pide que escuches a otras cosas, siento que es falso. Hace muchos años un amigo me presentó a un loco (literalmente) que según era fan de Nirvana. Fue lo peor que pudo haber hecho. Se llamaba Poncho, era un tipo noble pero un poco incómodo de estar con él. Cantaba con gritos. Me prestó cassettes de Craddle of Filth y tocaba una de The Beatles. Anyway, el skato este me preguntó qué otras cosas me gustaban, y le dije que grunge (porque daba por hecho que seguro no conocía a King Crimson). Me recomendó a una banda llamada Kyus que según eran como más fuzz y más sucia. La verdad me quedé con curiosidad pero nunca la escuché. Las horas pasaban y no se acababan los fans que entraban. Cada vez se impacientaban más los fans de afuera, y era más difícil salir a los que entraban. Y nosotros era obvio que no nos sacarían la foto individual. Poco a poco la gente se ponía loca, y se escuchaban gritos, los empleados de la tienda tenían que abrir y cerrar la tienda para dejar entrar a tandas de gente y después tenían que evitar que abrieran la puerta de la cortina de metal. Bastante rápido las cosas se pusieron violentas: los empleados ya no dejaban entrar a nadie, invertían sus energías en hacer salir a los que se quedaron adentro. La cortina de metal, no es broma, parecía de tela, se deformaba y se abombaba en formas que no se imaginan: los fans se habían vuelto locos, la cosa se había vuelto una emergencia. Y nosotros veíamos todo desde el piso del Mix Up a lado de la sección de Rock/Pop en español. Ahora sólo pedíamos nos pudieran sacar en una pieza. Yo conocía los conciertos masivos del Zócalo y de esos donde el boleto incluía que llevaras un kilo de arroz, así que no me daba miedo, no obstante, los demás estaban mal. Una chica de 20 años que decía ir en Arquitectura en al UNAM y tener novio allá afuera empezó a llorar. Los organizadores nos dijeron que las fotos que faltaban por sacar las tomarían en una sesión aparte y privada para la cual nos hablarían en la semana. La chica que lloraba no era la única loca, otras no se atrevían a tratar de salir y otros nomás se veían muy lelos y los empleados no los dejaban salir primero. Obvio, chicas primero. Por estas razones, a mí, grandulón de 1.85 m. me pasaron al final. Cuando salí el Mario Flores me esperaba afuera. Me daba pena todo el evento, y lo que me molestaba era la ñerez de los fans from hell que no sabían obedecer al viejo principio de 'uno por uno' y prefirieron derribar una cortina de aluminio. Salí imprecando al aire a todos en general, y para tratar de molestarlos dije en voz alta, mientras salíamos a empellones entre la perrada, que sacarían a la banda por la azotea y que ya se había acabado y que chinguen su madre. Técnicamente, podría ser cierto. El coche estaba a un par de calles de ahí. Sobra decir que nunca volví a saber del skato ni de la chica que lloraba, pero sí me hubiera gustado saber qué le hicieron a la cortina. Unos días después de eso, me llamaron de Órbita, que la sesión de fotos sería en la Condesa un martes a las 4pm y que fuera sin pedos. Obvio, no fui, ¿pa'qué?, la pura foto sin fans apiñados ni nada ya no era nada vacilador. Me dio y a la fecha me da un poco de vergüenza el hecho, técnicamente no gané nada, sólo hice llorar al niño Dios.

Por si les interesa el dato o si alguien cree que estoy inventando todo y oye Bob tu blog está bien loco, la foto sí salió publicada en la Rolling Stone. No recuerdo qué numero es, pero es del 2003, debe ser Agosto o Septiembre, y sale Chris Martin (el wey de Coldpplay) en la portada. Si alguien la tiene, POR FAVOR, escaneé la foto y mándemela. Recuerdo que salí con cara de "chinga tu madre, mundo" y también recuerdo que ni de chiste la iba a comprar.

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