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Fui a la Escuela Secundaria Diurna #72 Diego Rivera de 1995 a 1998 (tenía himno, pero no me acuerdo de gran cosa, sólo que decía que con pinceles cambiaba a la patria). Estuve en en 1ro C y cuando pasé a segundo me cambiaron al B. Al parecer, la escuela decidió centralizar los problemas y mandaron a todos los matones y niños problema al C. Fue increíble: yo era un sobreviviente de un grupo que ahora era una isla desierta. Como Alcatraz. En el 2do B las cosas eran distintas. Por supuesto que había matones, pero eran más bien como los desmadrosos, los del C sí eran casos perdidos (entre ellos hay un wey que te guardaba la mochila en el Rock Shop de Insurgentes y uno que limpiaba los pisos de unas maquinitas en Metro Zapata). No obstante, siempre digo que odié la secundaria. Mucho, incluso decía que hubiera preferido pasar esos tres años en coma. Cuando estaba en primero le llamaba Reclusorio 72. Incluso fue una especie de hueco en mi formación: llevaba el taller de artes plásticas y cambiaron de maestro en 2do: pusieron a una chava que seguro estudió en la enao y seguro era diseñadora. Odié el arte, muchísimo, cuando entré a la prepa lo primero que sabía era que ni por equivocación iba a entrar al taller de pintura (en su lugar entré a Cine, donde jamás se hizo nada que ver con cine y nada que ver con nada, la clase la daba un exdirector menor que nunca la hizo, fue uno de los que hicieron ese documental famoso del 68: "El grito"; era un wey freaky). En la secu hice algunos amigos que en verdad me hubiera gustado conservar, como el Grillo o Japo, que a la fecha los puedo contactar vía el internet, pero ya nada es remotamente cercano, en serio, nada.

La cosa es esta: hace poco pasó lo que tenía que pasar: alguien subió una foto al Facebook y empezaron a salir excompañeros debajo de las piedras. De los 50 que la SEP tuvo a bien poner en ese salón con olor a sudor, habrán salido casi 20. Se hace lo que se puede. Eventualmente, pasó: se organizó una reunión. Este post es mi relatoría de ella.

La reunión fue en domingo supuestamente para que nadie tuviera problemas de horario. El que puso su casa para la reunión fue un vato. ¿Alguien aquí vio Daria, se acuerdan del tipo que era mariscal de campo y andaba con la güera boba? Bueno, es una imagen exacta. Este vato era de los cool del salón, y efectivamente, parecía que irían muchos de los cool, o al menos del sector medio fresa que yo ubicaba como los cool. Fui junto con otro amigo que conozco desde la primaria y que iba en el B desde 1ro, y luego se nos adjuntó otro cuante, El Piporro. El Piporro toca la guitarra, es bueno en eso, es su vida. Con él nunca perdí contacto, durante la huelga iba a mi casa a la hora de la comida y tocaba. En la secundaria me pedía de mi torta y le daba el último cacho. Yo era un preadolescente muy asqueroso. Tampoco compartia agua. Anyway, luego, a medio camino, se nos unió el Poli. El poli, junto con piporro, era del ambiguo flanco de desmadrosos que a veces se juntaba con nosotros, que eramos ñoños que veían dragon ball y jugábamos nintendo. Llegamos a golpes, porque nos perdimos (a pesar que estaba muy cerca). Llegamos y ya estaba el chavo del que les hablaba y el equivalente a la güera, aunque esta no era boba. Esta chica, de todos los que aparecieron en el facebook, es la única que no me agregó. Ella era como, muy fancy, y creo que nunca cruzamos palabras. Se me hacía mamona. Ya éramos 6. Más tarde llegaron 3 más: una chica con la que compartíamos amigos pero nunca fuimos muy amigos, otra chica pelirroja que era muy guapa en la secundaria y los rasgos se le hicieron un poco hoscos (parecía Chucky). La otra chica es un caso raro: no la reconocía para nada. Tuve que confesar que no sabía quién era y que me disculpara. Y era una lástima, porque era guapa, y tenía look chairo, mucho muy. Todas las chicas tenían look oficinista, salvo ella. Ya éramos 9. Subimos al departamento del vato este.

A continuación hicimos una especie de presentación de lo que había sido de cada quién. La chica con la que compartíamos amigos pero que no éramos amigos era arquitecta y desempleada desde hacía dos meses. Fue la única que trajo a su novio. La chica Chucky trabajaba en un Banamex, a ella le diremos chica chucky. Luego, la chica que era chaira y no reconocía al parecer delataba su código postal chairo a la distancia: después de la prepa no supo qué estudiar, se metió a una cosa y se salió y luego otra vez y otra. Finalmente se puso a estudiar francés y encontró su amor. Ahora estudia psicología en Guadalajara y va en 2do año.La llamaremos La chica Chaira. Luego se presentó el piporro y el poli. El poli me sorprendió: al parecer lo corrieron de 5 prepas, así que hizo lo que haría cualquiera: se fue a vivir a España y luego a Canadá y volvió y estudió mercadotecnia y trabaja en eso. Élse hizo fresa, es como un dandy. No quería que le dijera Poli, pero me lo decía en buen plan. Era difícil no hacerlo. Después se presentó la güera que les decía. Ella, al parecer, estudió pedagogía y trabajaba con niños autistas. Eso me interesó mucho, pero por lo general la gente que trabaja con autistas los ama y les vale madres otros espectros del autismo, como el Asperger. A ella la llamaremos la chica de los niños autistas. Luego se presentó mi amigo de la primaria, él es Barney. Barney, como le decíamos, era de los ñoños, conmigo. Era gordo y jugaba videojuegos, y estábamos orgullosos. Nos juntábamos con los más cool de los cool, es decir, los cool no fresas. Barney hoy día es una especie de caso como de película de Paul Thomas Anderson: es un sujeto super eficiente. La palabra eficiencia, ¿la ubican?, él la hizo. Es actuario y en menos de un año ascendió y ahora es jefe y gana más de lo que se imaginan y, lo mejor, acaba su trabajo 4 horas antes de la hora de salida, así que se pone a jugar yoyo. Gasta su dinero en yoyos, videojuegos y cosas. No bebe, no fuma y no se mete nada. Es un sujeto super feliz. Él me inspiró a mi película del actuario con el ficus decorado con clips. Bueno, todo el mundo se deslumbró duro cuando le tocó presentarse. Quería o tenía la idea de irse de traje o al menos de saco a la reunión, creo que para él esto era una especie de revancha: cuando eres gordo, y lo sé de primera mano, creces un poco con eso, aunque generalmente de manera positiva. Este ambiente de cosas que salen bien fue el marco con el que el vato de la casa (al que llamaremos el vato) se presentó y las cosas oficialmente empezaron: este chavo era bruto. Sí, de los cool fresas, pero no era la fresa más brillantes de la cuadra. Yo aseguraba que iba a terminar trabajando en una gasolinería. La cosa se puso peor. Este vato abrió con "me dí cuenta que la neta la escuela no era para mí", dijo que no alcanzó prepa de ningún tipo, ni siquiera refrigeración en casa del diablo, no: se tuvo que meter a una de paga. Sus incursiones en ellas fueron infructuosas, y lo dejó. Lo intentó y lo dejó. Apenas acabó la prepa hace dos años por medio de un examen. Tiene una especie de resaca adolescente acnéica, se plancha el cabello y al parecer ahora estudia inglés y quiere estudiar idiomas, se le da. Dice ser un vagales declarado y lo dice con simpleza. No es un golpe fuerte, al menos ya no. Han de pensar que el vato vivía en una choza con gritos de violencia familiar. Para nada: papás aún juntos, departamento lindo, un perro, zona bonita. Simplemente no se le dió. Estudiaba batería actualmente. Y, poco después, soltó la última: tiene un niño de 9 años (lo que haciendo la cuenta nos da que se convirtió en padre a los 18). Me sentí mal. Barney se sintió mal, y otro amigo confesó que también se sintió mal. Como sea, la reunión no se puso ríspida ni nada, siguió la cosa.

A pesar de que muchas de estas personas no eran mis amigas, por algún extraño motivo las sentí como si lo hubieran sido. Me dio mucho gusto verlas. Empezamos a relatar las tonterías que pasaron. Digamos que me volví, si no el alma de la fiesta, por lo menos sí el que hacía reír a todos. Bloggeros, somos los bufones del mundo real. En la secundaria no hablaba, no era el bufón del pueblo, pero de repente estaba demasiado contento, hacía chistes, hacía comentarios que hacían que la chica chaira se riera (ella era mi medida: si ella se reía estaba bien). Soy de los que cuando está contento se pone a hablar mucho y un poco agresivo. Yo estaba seguramente eufórico, porque en verdad que todo el mundo se reía. La cosa era más bien fácil: eran en su mayoría oficinistas, seguro que cuando salimos habrán pensado que era un wey extravagante mamón. Sé que esto suena MUY mamón, pero así pasa cuando vas a una escuela pública. Pondré un ejemplo: a nadie le importó un pito que yo fuera artista, ni para bien ni para mal. Eso pone el ejemplo que busco. Anyway, empecé a notar que todos ellos o casi todos no recordaban muchas cosas, y eso era triste. Digamos que durante ese día yo fui la memoria de otros 8 sujetos.

Más tarde en la noche, pasó el golpe de reconocimiento, al menos para mí y otros que me dijeron que lo fue. La chica chaira sí sabía quién era: era una chica con quien nunca platiqué: era blanca, de facciones muy redondas. Era lo que se llamaba una cara linda. En mi salón nos burlábamos de las frentes. Sí, una frente amplia era un blanco abierto. Así molestábamos al abuelo, a la camello y a dinana, pero la chica chaira la tenía más grande, y nunca pudimos molestarla porque no se juntaba ocn nosotros. Lo que me hacía fácil recordar su nombre es que su nombre y apellidos empezaban con M. Como un personaje de Marvel. Ella era callada, siempre risueña, linda. Un poco lamenté no haber construido ningún tipo de idea alrededor de ella. La chica que me gustaba del salón era una fresa declarada de ojo claro. La que se me hacía la más guapa era como, muy atractiva y ahora tenía 3 niñosy 40 kilos extra, pero esta chica por alguna razón no me llamó nunca la atención en esa manera. Ahora, de repente, fue un golpazo en serio: esta chica que no hablaba se había vuelto chaira. Sus rasgos mucho muy redondos se habían afilado muchísimo, era irreconocible. Era como alguien con quien probablemente hubiera hecho amistad. Le dije: "¡¿Tú eres M*****?!, ¡Wow!".

Durante gran parte de la noche, se hacían bloques temáticos. El vato y la chica de los autistas y la chaira hablaban de su círculo y eso nos excluía en parte a algunos. Con las anécdotas, las cosas que nunca supimos que pasaron y las confesiones, me dí cuenta que, tal y como aquella chica de la que estaba perdidamente enamorad me dijo una vez, me divertí menos de lo que debí. En verdad. En la secundaria yo jugaba nintendo y veía caricaturas. Era lo que hacía. Era tímido sólo en parte, como todos los gordos. Me divertí mi parte, pero evidentemente en la secundaria yo estaba atrás, mucho. Este pensamiento me sacó de onda un rato. Pensé que eso era lo que soy: Bob el que ve caricaturas y escribe posts. Me decían "¿Es que cómo te acuerdas, cuándo pasó eso?" y les decía que yo era un gordo tímido, y que yo era su consciencia que recordaba las cosas.

Otros temas relevantes fue que platicamos de profesores: la maestra emilia, una con la que todos querían que llevaba vestido rojo y se sentaba en la orilla de la mesa ya se iba a retirar, muy joven. Otra, Isabel de historia, que a mí se me hacía como femme fatale, se moría por casarse ya y estaba divorciada. El de música y la de mate, en efecto, eran novios y se casaron. No funcionó, se divorciaron. También platicamos mucho de un gordo llamado Jair. Este wey era un mama's boy que te cantaba bronca, te inventaba chismes y apodos y se te le ponías al pedo, te acusaba. Fue el único tipo con el que técnicamente tuve problemas en el salón. Digo, los matones son parte del mobiliario, pero el Jair era un picapleitos y un cretino. Resultó que todos lo odiaban. El mundo tal vez no estaba tan mal.

El piporro llevaba su guitarra, así que tocó. Cuando alguien toca en una fiesta siempre me parece que a nadie le gusta. Extrañamente, lo amaron, incluso la chica de los autistas (que para mí seguía teniendo pinta de mamona). La chaira hasta cantaba. Definitivamente, una chaira que hubiera conocido. El piporro tocó una rola de los héroes (sic), una suya (de un perro pateado) y otros covers. Me daba la guitarra y me decía "Ahora vas tú" y yo le gritaba varias veces: "¡Ya te dije que ya no toco!". El piporro tocaba muy bien, me sorprendió. Hagan changuitos por que puedan ver el video dando click aquí. Si son mis amigos en Facebook, puede que sí.


Más tarde llegaron los últimos dos: Bombero y una chica gorda que nunca me cayó bien. A ella la llamaremos la gorda que nunca me cayó bien. Primero el bombero: el bomber era chaparrito, no podía pronunciar la R, tenía facciones angulosas, correosas, pelo muy chino, y olía muy mal, Si unen las partes, tendrán un French Poodle. El bomber era pequeño y aparentemente inofensivo. En 2008 me enteré que era el cabecilla de una minibanda de la portales. Fue a mi inauguración del Colectivo Caja Rápida y en las chelas de la noche le habló a sus compas: 3 tipos con pinta de asesinos que me hicieron temer unos momentos. Estos vatos debían ser de carrera larga, porque si te llaman y te dicen que estás en la Enap, en los límites de la ciudad, en un lugar donde venden cervezas en un pastito, y vas hasta allá, bueno, no sé. En verdad me dieron miedo. Y el bombero se los traía como lelos: les daba sapes, los cabuleaba, los hacía tontos, se burlaba de ellos. El bombero, que medía 1.60, era un jefe. Anyway, el bomber seguía en el desmadre, no trabajaba y cada que me lo topo en el MSN y le pregunto que en qué anda me dice que en puro alcoholismo. Le va a los pumas, le gusta Bob Marley y tenía un niño de menos de dos años al que no veía porque no le dejaban. El bombero no recordaba a nadie, según dice, o al menos a casi nadie. Y no lo culpo. Hubo un momento donde me quedó muy claro que el bomber seguía en el barrio rudo y que nosotros éramos unos fresas: le preguntaron que si fumaba y les dijo que sólo Maria Juana. Fue el momento desmadroso prolongado a los 27 años. Luego la gorda que nunca me cayó bien: esta chica, para empezar y acabar, era de las que acusaban. Cuando algún maestro preguntaba quién faltó, ella iba acabando la clase y soplaba. Era gorda y seguí siendo gorda. Mal Karma. Ella era la mejor amiga de la chica que me gustaba, a lado de quien me sentaba, así que cuando quería acercarme ella estaba pegada en el chisme. Siempre odio a las amigas pegostes de las chicas que me gustan. Ella era pedagoga y ahora era burócrata. Fin. Ella me cayó particularmente mal porque fue la última en llegar y la primera en decir: "Ya vámonos".

Para más anotaciones, nos tomamos fotos, todas ellas del tipo simplón. El vato de la casa sacaba unas extras, comí muchas papas. El vato de la casa sacó de la nada las cenizas de su perro muerto que estaban en una cajita de cerámica (out of the blue, al principio de la reunión). Comimos pastel de manzana que llevó la chica de los autistas, que por cierto, su alto número de novios durante la secundaria fue la mofa frecuente. Mi vaso era de unos quince años de una chica llamada Jenny (hice un chiste de eso, algunos lo aplaudieron varias veces).

Me da cosa poner la foto aquí, siento que no tengo permiso, pero si son mis amigos en Facebook seguro ya las vieron. Les pongo los thumbs, anyway. Si reconocen a cada uno, serán mis héroes.


cuando éramos 9

cuando éramos 11 y estábamos levantando


yo con el piporro




Próximo post: mensaje navideño cortesía de Douglas Coupland (eso es un post robado). Post del 1ro de enero: mi acostumbrado top del 2010, no se lo pierdan.

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